La semana pasada saltaban a la palestra las declaraciones
realizadas en un medio por parte del Fiscal superior de Cataluña sobre una
hipotética independencia catalana, en concreto se refería a que había
diferentes vías para que los catalanes pudieran pronunciarse sobre su sentimiento
soberanista, no solo la del referéndum (con Constitución en mano difícil es su
legalidad) promovida por el Gobierno Catalán liderado por Artur Más.
Estas declaraciones le han supuesto un expediente de
remoción de su cargo por parte de la Fiscalía general del Estado, que tiene
competencia para iniciar dicho expediente. En ningún caso el expediente de remoción supone la expulsión
de la carrera fiscal pero evidencia en el trasfondo la necesidad por algunos de control de quienes asumen la acción
judicial acusatoria estatal, que no son otros que los fiscales, y de la
conveniencia de que sean personas de confianza quienes adopten decisiones de
perseguir o no determinados hechos o actos, dicho en puridad, declaraciones
soberanistas o referéndums en el supuesto de que se lleve a cabo.
La explicación a la conducta sancionatoria podría atender a
múltiples razones, entre ellas y a mi juicio la más coherente con el
funcionamiento de la carrera fiscal en España, es la de la indisciplina al
orden jerárquico, en otras palabras, si no haces lo que Madrid quiere, puerta y
calle.
Sea como fuere, tal decisión se adopta en el marco de una
controversia latente en los últimos tiempos y que responde a la siguiente
pregunta: ¿Son los Jueces y Fiscales del Estado Español independientes o
sucumben a las presiones e intereses de políticos y similares a la hora de
ejercer su actividad?
La respuesta respecto a los Fiscales, es que quizás sí,
mientras el Fiscal general del Estado siga siendo de designación discrecional por
parte de los partidos políticos (Gobierno de turno), habrá un cierto control en
las Audiencias y Tribunales (que no fehaciente pero si indirecto a través de la
elección por parte del Fiscal general de los Fiscales jefe y los Fiscales
superiores), hablamos de las altas instancias claro está, no creo que se
inmiscuyan en asuntos de entidad menor en Juzgados.
Se refleja el amparo que puede tener la acción política en
sede judicial, ya que hace depender el inicio de actuaciones a un Fiscal
complaciente, mucho me temo que tal amparo puede verse incrementado si como
apuntan los tiros, la instrucción (la investigación de los delitos) pasa de los Jueces de Instrucción a los Fiscales como está previsto en un futuro no muy
lejano, yo al menos me opongo.
La respuesta respecto a los Jueces, es en mi opinión rotunda
y contundente, sí que son independientes. Muchos son los ejemplos de Jueces que
hacen valer su independencia, y su posición de aplicadores de leyes sin
distinción alguna, lo hacen con valentía y expuestos a una durísima presión.
Casos como el de la los ERE de Andalucía que lleva la
Instructora Mercedes Alaya, en el que se investiga el papel de la Junta de
Andalucía en la trama de prejubilaciones irregulares de la empresa pública
Mercasevilla, o los casos Pokémon, Carioca y Manga, en los que Pilar de Lara
imputó a empresarios y políticos que pactaban negocios ilegales en burdeles
protegidos por la policía. También el sonado caso Nóos que lleva José Castro,
en el que se investigan los negocios de Jaume Matas en las Islas Baleares y del
cual proviene la imputación de Urdangarín, o el caso Palau que investiga el
desfalco de 35 millones de euros del Palau de la Música, una de las mayores
instituciones culturales de Cataluña.
Son solo algunos ejemplos de los muchos Jueces que se erigen
en buscadores de verdad frente a la escandalosa, por desgracia, corrupción política.
Siendo su responsabilidad enorme responden con tenacidad e investigan sin miedo,
gracias a ellas/os se puede confiar en el poder judicial y en la justicia. Yo
al menos lo intento.